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Los desafíos del campo popular ante la crisis civilizatoria

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EL MODELO DE PRODUCCIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO (Por Juan Pablo Olsson) / Los legados del papa Francisco y Juan Domingo Perón ayudan a entender la dimensión de la crisis climática y marcan el camino a partir del cual pensar en la (re)construcción de un proyecto emancipatorio para Argentina y América Latina.
EL MODELO DE PRODUCCIÓN Y EL CAMBIO CLIMÁTICO / Los legados del papa Francisco y Juan Domingo Perón ayudan a entender la dimensión de la crisis climática y marcan el camino a partir del cual pensar en la (re)construcción de un proyecto emancipatorio para Argentina y América Latina.

Por Juan Pablo Olsson
Sociólogo ambientalista, magister en Gestión del Recurso del Agua, fundador del movimiento global Deuda x Clima, que reclama por la anulación de las deudas financieras ilegítimas de los países del sur global ante la crisis climática y ecológica.

Fotos: Sebastián Miquel

El retroceso inédito y sin precedentes de los derechos y la calidad de vida de amplias mayorías de la sociedad argentina, la destrucción del Estado, la educación, la salud, el aumento de la pobreza, el endeudamiento y la entrega de la soberanía que está llevando adelante el Gobierno de Javier Milei obligan a los sectores de resistencia y oposición a este modelo de saqueo y represión a plantear algunos interrogantes: ¿cómo generar condiciones de diálogo y convocatoria a la unidad con el objetivo de reconstruir el campo nacional y popular en Argentina para generar al mismo tiempo una oferta electoral atractiva de cara a la sociedad y el programa y las bases políticas con la capacidad de enfrentar la agenda neoliberal de la Libertad Avanza, que cuenta con fuertes apoyos internacionales y regionales? ¿Cómo impulsar una profunda batalla cultural desde el campo nacional y popular que pueda disputar la actual hegemonía del discurso del odio de Javier Milei, que logró interpelar a un amplio sector de la sociedad argentina y lo llevó al triunfo de la última elección presidencial? ¿Cuáles deben ser los principales ejes de un programa de gobierno nacional y popular y los nuevos tipos de liderazgo político en caso de consolidarse las posibilidades reales de disputar poder y volver a ser Gobierno? ¿Cuál debería ser el rol de Argentina ante el triunfo de un nuevo Gobierno nacional y popular ante un escenario de cambio de época histórica?

Diagnóstico de época: crisis climática y crisis de deuda en los países del sur global

Para comenzar a dar respuesta a este conjunto de interrogantes, es pertinente partir de un diagnóstico que dé cuenta de la magnitud de la crisis climática que estamos enfrentando para pensar nuevos modelos de producción y consumo de nuestras sociedades, a partir de los cuales pensar en la (re)construcción de un proyecto emancipatorio para nuestro país.

Estamos viviendo una profunda crisis civilizatoria que presenta las características de un cambio de época histórico, como ha sucedido con profundos cambios que evocan otras etapas de transición civilizatoria: la caída del Imperio romano de occidente, la toma de Constantinopla, la Conquista de América, la Revolución francesa o la caída del Muro de Berlín.

Como civilización en general, y como continente en particular, hemos pasado de un paradigma colonial y neocolonial de saqueo de nuestros recursos y explotación de la mayoría de nuestra población a nuevas formas de explotación que suponen un salto cualitativo hacia escalas inéditas de extracción con aplicación intensiva de químicos: la profundización de un modelo extractivista a gran escala, que implica la destrucción de montañas con explosivos, cianuro y la contaminación de millones de litros de agua con la megaminería a cielo abierto; la devastación de los bosques nativos para ampliar la frontera de cultivos con semillas transgénicas y aplicación de agrotóxicos; la contaminación irreversible de fuentes de agua y destrucción del subsuelo para la extracción de hidrocarburos no convencionales mediante la aplicación de la técnica del fracking. Todas estas actividades forman parte del modelo extractivo agro-minero-exportador que va convirtiendo progresivamente vastas extensiones de nuestros territorios en “zonas de sacrificio”, que ya no podrán volver a ser pobladas o destinadas a actividades productivas por siglos. A ello se suma el despliegue de la ciencia, los conocimientos y tecnologías de avanzada, junto al desarrollo de la inteligencia artificial, controlados principalmente por las corporaciones y los centros de poder mundial, que los utilizan para someter, oprimir y explotar a los pueblos y a la madre naturaleza.

Argentina necesita, entonces, recuperar dos grandes legados ante los desafíos de reconstrucción del campo nacional y popular durante la actual crisis de época.

Los legados del papa Francisco y Juan Domingo Perón

En este contexto, diversos científicos y líderes mundiales sostienen que el calentamiento global es el principal problema estructural de la humanidad, dado que enfrentamos una grave crisis climática y ecológica sin precedentes. Esta se profundiza cada vez más, debido a que no se cumplen los compromisos para dejar atrás la matriz de energía fósil de gas, petróleo y carbón, principal causante del cambio climático.

Papa Francisco: la encíclica Laudato si’
La profunda crisis climática y ecológica ha sido alertada por el papa Francisco en su encíclica Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común, en donde nos advierte de la gravedad de este problema y de la crisis climática y social que enfrentamos y la imperiosa necesidad de oír el grito de la Tierra y el de los excluidos.

La magnitud de la actual crisis climática y ecológica que vive la humanidad, y que puede llegar a poner en riesgo la supervivencia de la especie en el planeta, se describe de manera contundente en el informe sobre impacto climático, adaptación y vulnerabilidad publicado por los científicos nucleados en el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Este informe, presentado en febrero de 2022, que se basa en 34.000 estudios e involucra a 270 autores de 67 países, señala que el cambio climático ya afecta a todos los rincones del mundo y se avecinan impactos mucho más severos si no logramos reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero en esta década y escalar los esfuerzos de adaptación de inmediato. El informe proporciona uno de los análisis más completos de los impactos cada vez más intensos del cambio climático y los riesgos futuros, en particular para los países de escasos recursos y las comunidades marginadas del sur global.

De esta forma, los científicos alertan que cada décima de grado de calentamiento adicional en la temperatura promedio del planeta aumentará las amenazas para las personas, las especies animales y vegetales y los ecosistemas. En este momento, entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en países altamente vulnerables a los impactos climáticos, con puntos críticos globales concentrados en los pequeños Estados insulares en desarrollo, el Ártico, el sur de Asia, América Central y del Sur y gran parte del África subsahariana. El propio secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, había alertado acerca de que el estudio publicado por el IPCC en el año 2021 representaba “un código rojo” para la humanidad (Olsson, 2021), y que la actividad humana en el planeta ha causado efectos en el clima que pueden llegar a ser irreversibles durante siglos o milenios.

El papa Francisco, a partir de la publicación de la carta encíclica Laudato si’,(1) profundiza la sensibilidad y preocupación sobre la crisis climática y ecológica. Allí señala que existe un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático, y que, si la actual tendencia continúa, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas, con peligrosas consecuencias para la humanidad:

El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad. Los peores impactos probablemente recaerán en las próximas décadas sobre los países en desarrollo. Muchos pobres viven en lugares particularmente afectados por fenómenos relacionados con el calentamiento y sus medios de subsistencia dependen fuertemente de las reservas naturales y de los servicios ecosistémicos, como la agricultura, la pesca y los recursos forestales. No tienen otras actividades financieras y otros recursos que les permitan adaptarse a los impactos climáticos o hacer frente a situaciones catastróficas. (pp. 22-23)

Esta situación afecta en particular al sur global, exponiendo a nuestros países a graves escenarios que conjugan crisis climática, crisis de deuda, pobreza, colonialismo, extractivismo y saqueo, al tiempo que la élite global y las grandes corporaciones que se consideran los dueños del planeta pretenden condenar a nuestras regiones de América Latina y África a una agenda de territorios de sacrificio y población descartable.

Según un informe publicado por Naciones Unidas sobre crisis de deuda, los 54 países del sur global con mayores problemas de deuda representan el 50 % de la población más pobre del mundo: “Según los datos disponibles, 46 de los 54 Estados retenidos por el PNUD tenían una deuda pública total de 782.000 millones de dólares en 2020. Si se excluyen los tres pesos pesados de la lista, Argentina, Ucrania y Venezuela, la deuda cae a 552.000 millones de dólares”.(2)

En la actualidad, los países en desarrollo son quienes se encuentran en condiciones de mayor vulnerabilidad ante las graves consecuencias del calentamiento global y la crisis climática. Las regiones de América Latina y el Caribe, las islas del Pacífico, África y el Sudeste Asiático son a la vez las más endeudadas, saqueadas y empobrecidas.

La ecuación de pobreza, deuda y crisis climática ubica a estos países en horizontes de escenarios catastróficos. Un dramático ejemplo es Pakistán: allí, las lluvias monzónicas fueron un 800 % más fuertes de lo normal; a la vez, sus glaciares se derriten a un ritmo acelerado e inédito tras meses de calor extremo, de hasta 50 °C, y sequías insoportables. Las consecuencias de este proceso de agravamiento del calentamiento global, en uno de los países con mayor deuda financiera del mundo, marcan un antes y un después en cuanto a escenarios sociales y ambientales: 1.350 muertos (300 de ellos, niños), un millón de casas destruidas, más de 30 millones de personas desplazadas, 900 millones de cabezas de ganado muertas. Un tercio del país quedó bajo el agua en esta histórica inundación de la que aún se está recuperando, y se ha declarado una emergencia humanitaria por la destrucción generalizada de las cosechas y la infraestructura.

Más recientemente, en enero de 2025, con el inicio del Año Santo, año del jubileo de la Iglesia católica, Francisco nos hablaba del jubileo de la esperanza y reiteraba su apremiante llamado a la condonación de las deudas. Como parte de su gran legado, denunciaba la deuda externa como un medio de control de los países más ricos sobre los países en desarrollo:

la deuda externa se ha convertido en un instrumento de control, mediante el cual ciertos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos explotan sin escrúpulos e indiscriminadamente los recursos humanos y naturales de los países más pobres, simplemente para satisfacer las demandas de sus propios mercados.(3)

Además, cuestionaba la deuda ecológica que los países ricos tienen con los países pobres: “diversos pueblos, ya agobiados por la deuda internacional, se encuentran también obligados a soportar el peso de la ‘deuda ecológica’, contraída por los países más desarrollados”.

Y, ante un avance de la carrera de las corporaciones por los últimos recursos que quedan en el planeta, nos recordaba que “todo lo que reivindicamos como nuestro es, de hecho, un don de Dios y que, por tanto, los recursos de la tierra están destinados al beneficio de toda la humanidad, ‘no solo de unos pocos privilegiados’”(4).

Finalmente, Francisco enfatizaba sobre desafíos “interconectados” que exigen, no “actos esporádicos de filantropía”, sino “cambios culturales y estructurales”, para “romper los lazos de la injusticia y proclamar la justicia de Dios”.

Perón y su “Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo”
Ya en 1972, Juan Domingo Perón alertaba sobre esta grave amenaza con capacidad de afectar a toda la humanidad y poner en peligro su supervivencia, relacionada con la contaminación del medioambiente y la biosfera y la dilapidación de los recursos naturales. Planteaba, a su vez, la necesidad de un esfuerzo internacional mancomunado para revertir el proceso de destrucción del equilibrio planetario.

Tres veces presidente de la Argentina, Perón fue un líder político excepcional, cincuenta años adelantado a su época. La fuerza revolucionaria del peronismo, impulsada por su líder a mediados de la década del cuarenta en nuestro país, representó un impacto en América Latina como no había tenido ningún otro proceso político, social y cultural desde la gran Revolución mexicana, impulsada, entre otros, por Francisco Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Lázaro Cárdenas.

La propuesta política de Perón surge en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, con más de 50 millones de muertos, y cuando los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki inauguraban la era del terror nuclear. Lejos de consolidar un futuro de paz y un modelo planetario inclusivo, sostenible y democrático, las conferencias de Yalta y Potsdam significaban el comienzo de un nuevo reparto del mundo. Los recursos de América Latina, África y Asia quedaban a merced del modelo neocolonial de las corporaciones euroamericanas y de las potencias dominantes.

En una época donde la propuesta de la tercera posición implicaba una gran novedad geopolítica, diferenciada de los dos grandes bloques de poder mundial, Perón planteaba en La hora de los pueblos(5) una de sus frases más conocidas y de mayor trascendencia en relación con la necesidad de la unidad latinoamericana:

La integración continental de la América Latina es indispensable: el año 2000 nos encontrará unidos o dominados, pero esa integración ha de ser obra de nuestros países, sin intervenciones extrañas de ninguna clase, para crear, gracias a un mercado ampliado, sin fronteras, las condiciones más favorables para la utilización del progreso técnico y la expansión económica; para evitar divisiones que puedan ser explotadas; para mejorar el nivel de vida de nuestros habitantes; para dar a Latinoamérica el puesto que debe corresponderle en los asuntos mundiales. (p. 316)

Poco más tarde se abocaba al estudio de la problemática ambiental y publicaba desde Madrid el “Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo”(6), difundido el 21 de febrero de 1972. Allí planteaba un diagnóstico que presenta una impactante vigencia:

Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional. (p. 1)

Pero, además de la lectura científica que hacía referencia a la destrucción de la naturaleza y los ecosistemas, aportó su visión de estadista sobre cuál debería ser el grado de compromiso de la dirigencia política y de los líderes mundiales en relación con el escenario de colapso que enfrentamos como humanidad:

La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero solo puede transformarse en la acción a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia. (p. 1)

En su mensaje cuestionaba además las mal llamadas “sociedades de consumo”, afirmando que son en realidad sistemas sociales de despilfarro masivo. Alertaba también sobre el exterminio de especies animales terrestres y marinas, y sobre la creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades.

Entre sus recomendaciones para la búsqueda de soluciones, señalaba:

Necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionar el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental. (p. 5)

Ante el panorama presente de un posible colapso civilizatorio y un modelo de mundo cada vez más concentrado, que profundiza las injusticias sociales y económicas, la actualización doctrinaria del peronismo significa comprender que, además de la justicia social, la independencia económica y la soberanía política, hace falta promover de manera urgente la justicia ambiental y climática.

Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales, que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología adonde rige la economía de mercado. (p. 6)

El cuidado de la naturaleza y la mitigación del cambio climático requieren fundamentalmente de una transformación en la producción y el consumo de energía. Quienes más lo entienden así son los movimientos de jóvenes en todo el mundo, los pueblos originarios y los movimientos populares campesinos a nivel global. Las juventudes representan la idea de cambio, de adaptación de las realidades del mundo a sus necesidades, al sentir profundo de lucha por la transformación de condiciones adversas y, fundamentalmente, a la pulsión vital expresada por el instinto de garantizar y prolongar la vida. Dicho de otra forma, sin cuidado del ambiente no va a ser posible garantizar la vida para las presentes generaciones y, menos aún, para las futuras.

En un mundo cada vez más desigual, donde aumenta la concentración de la riqueza, predomina la falta de empleo, crecen la pobreza y la miseria para las mayorías sociales; en un mundo que avanza hacia el colapso climático y ecológico como resultado de la acción humana de los últimos siglos, fundamentalmente a partir de la Revolución Industrial y la profundización de la matriz fósil que utiliza gas, petróleo y carbón para producir energía; en un mundo en el que cien empresas multinacionales generan el 70 % del dióxido de carbono de la atmósfera; donde un millón de especies están en peligro de extinción, las nuevas generaciones –desilusionadas por la falta de representación y la indiferencia de los principales líderes mundiales– son portadoras de una nueva conciencia social y ambiental, que prioriza el valor de la vida por sobre el del dinero, la ganancia y las mercancías.

En este contexto, retomando los interrogantes iniciales, podemos pensar que la tarea de la reconstrucción de un proyecto nacional y popular de carácter emancipatorio, en el marco de una renovada unidad latinoamericana, requiere de una toma de conciencia de la magnitud de las crisis que estamos enfrentando y –como lo han demostrado diversos referentes, como el papa Francisco o el general Perón– de liderazgos con profunda sensibilidad y humanismo que estén a la altura de las circunstancias, convocando a un proceso de construcción que logre superar personalismos, intereses particulares o sectoriales, para que la convocatoria a la consolidación de un proyecto de soberanía nacional y popular no termine siendo solamente la idea de un frente como mero instrumento electoral.

Por lo tanto, la (re)construcción, el fortalecimiento, la ampliación y la consolidación del proyecto nacional y popular requieren de un profundo esfuerzo de unidad y de novedosos liderazgos que puedan generar una nueva esperanza ante una sociedad desencantada que no encuentra una verdadera representación de sus necesidades e intereses; pero también de un tipo de conducción estratégica unificada capaz de lograr consensos para poder superar la dispersión y fragmentación presentes hoy en el campo popular.

Citas

(1) Disponible en: https://www.vatican.va/content/dam/francesco/pdf/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si_sp.pdf.

(2) Disponible en: https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/accion-mundial-contra-el-fmi-por-la-anulacion-de-las-deudas-del-sur-global/.

(3) Disponible en: https://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2024/12/12/0992/01987.html#es.

(4) Disponible en: https://aica.org/imprimir-noticia.php?id=67025.

(5) Disponible en: https://digitales.bcn.gob.ar/files/textos/la-hora-de-los-pueblospara-visualizar.pdf.

(6) Disponible en: https://materiales.untrefvirtual.edu.ar/documentos_extras/01118/doc/biblioteca/Peron_1972.pdf




 

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