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Qué cosa fuera la democracia sin pueblo

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Gente caminando en un andén de subterráneo
Por E. Raúl Zaffaroni / DERECHOS HUMANOS, CONTINUIDAD DEMOCRÁTICA Y AVANCE TECNOLÓGICO / Poder de la comunicación masiva orientado por sofisticados medios de manipulación emocional y en manos monopólicas, más control y determinación de conducta digitalizados y medicalizados, más una ideología única que coopta las academias y se vulgariza a través de estos recursos,...
DERECHOS HUMANOS, CONTINUIDAD DEMOCRÁTICA Y AVANCE TECNOLÓGICO / Poder de la comunicación masiva orientado por sofisticados medios de manipulación emocional y en manos monopólicas, más control y determinación de conducta digitalizados y medicalizados, más una ideología única que coopta las academias y se vulgariza a través de estos recursos, dan por resultado un panorama siniestro de totalitarismo corporativo en acción, que encuentra sus límites en la incapacidad de determinar tecnológicamente la totalidad de los comportamientos pero no de pervertir el más elemental de los derechos humanos en democracia: basta con lograr reducir, al manipular, el espacio subjetivo de ejercicio de la autonomía moral inherente a la condición de persona de un 10% de la población para distorsionar el resultado de cualquier elección. Notas sobre un proceso de cosificación del pueblo que reclama la urgente intervención del derecho.

Por E. Raúl Zaffaroni
Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires.

Fotos: Sebastián Miquel

1. Todo ser humano es persona. Prácticamente todas las normas de Derechos Humanos podrían derivarse de la premisa todo ser humano es titular de derechos (persona). Esta es la base de la antropología jurídica jushumanista, que puede sintetizarse aún más de la siguiente manera: todo ser humano es persona porque es un ente dotado de razón y conciencia.1

La antropología jushumanista toma partido al considerar al ser humano dotado de razón y conciencia, porque le reconoce autonomía moral, es decir, capacidad para decidir –en conciencia y con la guía de su razón– sobre lo bueno y lo malo, lo que, a su vez, impone a los Estados el deber de respetar el espacio necesario para el efectivo ejercicio de esa decisión.

Esto presupone que cada humano decide sobre su ser, va siendo conforme a sus elecciones, porque de ese modo existe (adelanta su ser) y se proyecta con otros co-existiendo. Así es como ejerce la autonomía moral inherente a su condición de persona.

2. El ejercicio de la autonomía moral. Los textos legales mencionados establecen un deber ser que da por supuesto que no siempre es en la realidad. No se altera la dignidad de persona de ningún ser humano, cualquiera sea la situación en que se encuentre: perseguido, hambriento, en la miseria, preso, esclavizado, analfabeto, maniatado, el humano sigue siendo tal, y, por ende, debe ser rescatado de esa situación que le reduce el espacio objetivo o material para el ejercicio de su autonomía moral.

Pero el ejercicio de su autonomía moral requiere, además de este espacio objetivo o material, un espacio subjetivo de autonomía para poder elegir y elegirse: necesita cierto grado de conocimiento y reconocimiento del para qué de las cosas del mundo, sin lo cual no le es posible situarse en el mundo en el que siempre debe elegir (no elegir también es una elección).

Un humano esclavizado no dispone de espacio objetivo para salir de esa situación, pero si ignora que está esclavizado carecerá de todo espacio subjetivo que le permita intentar aprovechar cualquier fisura objetiva de liberación o resistencia.

3. El ejercicio de la autonomía moral en la política. A toda persona debe respetársele el derecho a participar en la dirección de los asuntos públicos (política o gobierno de la polis), por lo menos votando en elecciones auténticas (arts. 21º de la Declaración Universal y 23º de la Convención Americana), dado que la voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público (art. 21º de la Declaración Universal).

La voluntad del pueblo (demos) es la resultante del conjunto de las voluntades de las personas que lo componen, expresada en elecciones auténticas. La autenticidad de una elección depende de que haya sido producto del ejercicio amplio de la autonomía moral de las personas del pueblo, inherente a su condición de tales. De lo contrario, faltando espacio social para este ejercicio (por reducción del espacio objetivo o subjetivo), la elección será inauténtica. La ley establece, pues, que sólo puede haber una autoridad legítima cuando tenga por base una elección auténtica de un pueblo integrado por personas que hayan podido ejercer su autonomía moral con amplitud objetiva y subjetiva.

Gente caminando en una calle céntrica


4. El espacio subjetivo de este ejercicio. En cuanto al nivel de participación en el gobierno de la polis, cabe preguntarnos si acaso –en la realidad– todos gozamos de ese espacio subjetivo. Es obvio que quienes sufren dictaduras con censuras fuertes e ideologías (sistemas de ideas), construcciones de la realidad y discursos únicos no disponen de él, o sea, que en sus elecciones no pueden ejercer con amplitud la autonomía moral inherente a su condición de personas.

Pero fuera de los supuestos extremos y groseros, es decir, en democracias reales, debemos preguntarnos si no se está produciendo una creciente e insidiosa reducción del espacio subjetivo de decisión mediante sofisticadas tecnologías de control y determinación de conductas. Dicho de otra manera: en las democracias actuales, ¿no se estará reduciendo la participación de los ciudadanos como personas, achicando el espacio subjetivo para el ejercicio amplio de la autonomía moral?

No faltarán, seguramente, quienes ante esta pregunta se rasguen las vestiduras y la denuncien como sacrilegio, caso en el que cabrá indagar cuál será el interés impelente de esa sobreactuación reactiva.

5. Los antecedentes del problema. No se trata de señalar la simple mentira política ni tampoco de denunciar los famosos y siempre vigentes once principios de Goebbels 2, sino de centrar la atención en la potencia enorme que las fake news y la aplicación de estos principios adquieren hoy en la vida política mediante la finísima tecnología de control, comunicación, manipulación y determinación de conductas humanas.

Si bien se trataría de un cambio en principio cuantitativo, se vuelve esencialmente cualitativo si pensamos que esas tecnologías, por razones metodológicas, deben partir del presupuesto de que los electores son objetos manipulables tecnológicamente y no personas con autonomía moral, lo que implica una cosificación del pueblo.3

6. La tecnología de vigilancia. Todo comenzó con la vigilancia, cuando la concentración urbana acabó con el control directo de las personas en el pequeño contorno de la edad media europea. Allí surgió la policía con sus fichajes tradicionales, las identificaciones por fotografía, antropometría (Bertillon) y dactiloscopia (Vucetich), pero hoy en las grandes ciudades toda persona está registrada en medio millar de ficheros 4 y es filmada unas cincuenta veces diarias. La geolocalización a través de los teléfonos celulares permite seguir prácticamente a una persona en sus desplazamientos y escuchar todas sus conversaciones, incluso con los celulares apagados.

Frente de una casa antigua con pintadas en paredes y aberturas


7. Los datos como mercancía. Pero pronto se descubrió que la acumulación de datos no sólo servía para vigilancia, sino también para orientar la publicidad comercial, y así fue como el marketing los convirtió en mercancía. El incesante acopio de datos personales lesionaba la privacidad, y las legislaciones europeas (y un poco menos, la norteamericana) quisieron protegerla,5 pero realmente está en extinción.6

Con la acumulación de datos ingenuos se traza un doble informático del consumidor sobre el cual bombardear la publicidad específica. Del mismo modo, la psicopolítica digital elabora otro del elector o votante.

Muchísimos servicios son en apariencia gratuitos, pero en realidad se pagan con los datos personales con valor de mercado cedidos por los usuarios,7 sea por necesidad de la vida cotidiana o por estimulación del afán de exhibición o curiosidad. Esta masa de datos no sólo sirve para publicidad consumista y la manipulación política, sino que retroalimenta la vigilancia, dado que también se elabora un doble informático del peligroso para la seguridad, porque los servicios secretos tienen acceso a ellos y su uso va rompiendo los límites entre el espionaje, la guerra y el control de la propia población,8 a lo que se suman sus propias tecnologías de seguridad, como los drones para acciones bélicas y ejecuciones a distancia.9


8. Los espías se autonomizan. La polifuncionalidad limitadora de los espacios objetivos y subjetivos de autonomía moral alcanza límites insospechados. Así, las policías secretas o de inteligencia, al igual que todas, tienden a autonomizarse de la autoridad política, porque como hoy casi no existe espacio de privacidad tecnológicamente impenetrable, también espían a los políticos 10 y los convierten en rehenes.

Además, los servicios secretos de diferentes países se relacionan para cooperación, pero con los subdesarrollados crean vínculos de subordinación, es decir que los agentes propios pasan a ser dobles y cooperadores en el debilitamiento de su propia institucionalidad democrática.

9. Drones, Big Data. Pero la tecnología avanza a pasos acelerados y permite cada día más intromisiones. Amenaza una nueva generación de drones (producto de la nanotecnología) del tamaño de gorriones o de insectos. Se trataría del fin de la privacidad (y también de la guerra, por lo menos como la entendemos hasta el presente).

Por otra vía se desarrolla la técnica de procesamiento de enormes cantidades de datos (llamada Big Data o macrodatos) que eran inmanejables con los recursos hasta ahora conocidos. Estas técnicas se están usando para actuar sobre los ciudadanos determinando su comportamiento electoral, lo que representa un serio riesgo para el futuro de las democracias.11 Mediante los perfiles de millones de personas y la clasificación de las preferencias, se conoce la conducta electoral de millones de votantes segmentados por manzanas, lo que sirve para orientar los mensajes políticos emocionales con precisión.

Así se logra, por ejemplo, que un elector progresista vote a un candidato de la derecha sólo porque se pronunció a favor del aborto, pasando por alto que al mismo tiempo propone derogar todo el derecho laboral: basta con bombardearlo obstinadamente con la sola cuestión que le genera empatía con el candidato.

10. La población en riesgo de caída. La publicidad orientada del consumo también es útil para condicionar a los segmentos sociales de incorporación más precaria a una subjetivización que los distinga de los excluidos. Para neutralizar la inseguridad propia de su estatus poco firme, se fomenta su identificación subjetiva con los estratos de mayores ingresos y hasta se los impulsa a asumir contradictoriamente actitudes propias de las clases altas,12 siendo fácil presa de la manipulación mediante las fake news de los monopolios mediáticos.13

Esta alienación por odio hacia la condición social menor y no del todo superada, como mecanismo de huida neutralizante del temor a la caída, se traduce en angustia, estrés y conductas paradójicas, no sólo políticas,14 sino de todas las relaciones interpersonales.



11. Los monopolios mediáticos. En cualquier caso, debe tenerse presente que la nueva tecnología de vigilancia, control, manipulación y determinación de conducta se suma a las tecnologías tradicionales, renovadas con formadores de opinión, asesores de imagen, constructores de discursos, que usan las mejores técnicas de publicidad y marketing para convertir la discusión política en un espectáculo cuidadosamente programado, ahora no sólo guiados por encuestas y sondeos de opinión, sino por los macrodatos, es decir, centrados en los sectores de población más vulnerables a la manipulación, hacia los que se orienta la propaganda y las fake news. Muchos de los recursos empleados en manipulación electoralista no se admiten en el marketing, donde están penados como delito de competencia desleal.

Aunque los medios escritos pierden importancia, la combinación de estos y los audiovisuales son una poderosa maquinaria de determinación de conducta, en particular cuando las mismas corporaciones que poseen estos últimos también manejan los primeros.

Es obvio que el monopolio mediático no es propio de ninguna democracia, porque es el instrumento de creación de una realidad única y también el difusor de la vulgarización de una ideología única, componentes ambos de todo proyecto totalitario.

12. El control medicalizado. Pero la tecnología de control social no se agota en las antes mencionadas, sino que avanza como determinación directa de conductas, como en el caso del control químico, en especial mediante psicofármacos.
Estos significaron un gran avance en el tratamiento de las psicosis, pero también dieron lugar a una absurda hipermedicación, con enormes ganancias de las corporaciones de medicamentos que, a su vez, financian las investigaciones médicas.15

El abuso de antidepresivos, sedantes y antipsicóticos debilita la resistencia a la frustración y al dolor, lo que resulta funcional a toda tentativa de domesticación social. La medicalización de problemas psicógenos y conflictividad social responde a un nuevo reduccionismo biológico, alimentado en lo teórico por intérpretes apresurados de las neurociencias.

Pero el control médico también anuncia nuevos peligros, pues si bien las terapias genéticas prevendrán y curarán muchas enfermedades, de mantenerse la actual discriminación en la atención de la salud, darán por resultado personas con mayores resistencias y vida más prolongada, o sea, humanos biológicamente superiores a otros,16 lo que resulta siniestro combinado con la creciente brecha tecnológica entre el norte y el sur del planeta, habida cuenta de que el sur crece vegetativamente mucho más que el norte.17

13. Amenazas futuras pero cercanas. La acumulación de datos y las consecuentes tecnologías de vigilancia, manipulación y determinación de conducta proyectan sus efectos a ámbitos que parecen insospechados. Así, es obvio que la población penal de los países centrales resulta muy cara y, pese a la condición de campos de concentración en muchos países periféricos, tampoco puede seguir aumentando sin límite,18 por lo que cabe presumir que pronto se aplicarán tecnologías de control electrónico superiores a las actuales (con nuevas generaciones de microchips) 19, que monitoreen el desplazamiento y provoquen una sensación dolorosa o paralizante en caso de apartamiento de los desplazamientos geográficos programados.

Este control electrónico sería mucho más barato que la prisionización 20 y, justamente por eso, corre el riesgo de extenderse ilimitadamente, incluso a quienes lo requieran voluntariamente como prevención de victimización, ante la creciente conflictividad social generada por la exclusión consiguiente al creciente proceso de concentración de riqueza.
Sin duda que esta última generará mayores discriminaciones y exclusiones y, por ende, mayores ocasiones para crímenes patológicos similares a los europeos de los últimos tiempos,21 lo que incrementaría la alarma social frente al terrorismo y legitimaría la mayor intensidad de control, manipulación, represión y violencia letal policial, so pretexto de prevención.

Por otra parte, no es difícil que, cuando se vuelva inocultable el deterioro medioambiental, una nueva ola de fake news lo impute a los pueblos originarios y los pobres del mundo, que cocinan con leña o explotan los bosques y cazan algunos animales,22 lo que sería en un todo funcional a la especulación que los prive de tierras y de alimentación, condenándolos a su desaparición.

14. El totalitarismo en acción. El enorme poder de la comunicación masiva más o menos tradicional, pero ahora orientado conforme a sofisticados medios de manipulación emocional de las personas y en manos monopólicas, sumado al control, la manipulación y la determinación de conducta digitalizados y medicalizados, en el marco de una ideología única que coopta las academias y se vulgariza a través de estos recursos, integra un cuadro general de totalitarismo corporativo en acción, que pone en peligro la continuidad de las democracias mediante la negación del espacio subjetivo para el ejercicio de la autonomía moral inherente a la condición de persona de los electores, quienes, al igual que los clientes de la sociedad consumista, pasan a ser considerados como meros entes a determinar.

15. La depresión como táctica. Esta amenaza tecnológica totalitaria pretende mostrarse a los pueblos como un poder incontenible –aunque no lo sea–, porque todo totalitarismo trata de crear una sensación de impotencia (inutilidad de toda resistencia), lo que en una parte de la sociedad hace cundir una depresión desmoralizante. Se trata de una de las tantas tácticas totalitarias, puesto que, como es sabido, toda resistencia requiere una actitud subjetiva positiva, dado que no es posible la resistencia con depresión.

Todo lo anterior sea dicho sin perjuicio de señalar que semejante poder de creación de realidad e imposición de ideología únicas también pone en serio riesgo la identidad cultural de cualquier nación.

16. Límites. De todas formas, toda esta tecnología, que choca frontalmente con la premisa básica de respeto a la persona, si bien es una acción peligrosa y dañina, en buena medida es aún una aspiración de totalitarismo, que no tiene la capacidad de determinar las conductas de todos los seres humanos y es de esperar que nunca la tenga.

Es eficaz en cuanto a la manipulación que pervierte el más elemental de los derechos humanos en democracia, pues le basta con lograr reducir el espacio subjetivo de ejercicio de la autonomía moral de un 10% de la población para distorsionar el resultado de cualquier elección formalmente democrática, porque, al desplazar esa minoría de uno a otro candidato, obtiene una diferencia de veinte puntos en el resultado electoral final.

17. ¿Será inevitable la desaparición de la democracia? Por cierto que, de continuar este proceso, las democracias se reducirían a meras formas, cuyo contenido se agotaría en pugnas de aparatos de determinación de conducta, en la medida de la capacidad económica de los contendientes para contratarlos y manejarlos.

En tal caso, las democracias dejarían de presuponer un pueblo (demos), o sea, personas con espacio social (objetivo y subjetivo) para formar y expresar sus opiniones conforme a la conciencia moral inherente a su condición de humanos. Se trataría de ficciones de democracia sin pueblo –sin personas–, entendidas como lucha de poderes económicos para determinar a entes manipulables tecnológicamente.23

Al perder sustancia, la democracia dejaría de ser útil a las mayorías excluidas y abriría paso a la instalación de la peligrosa idea de que al totalitarismo corporativo sólo se le podría oponer otro totalitarismo (o un fuerte autoritarismo), lo que en el corto y mediano plazo tendría por efecto una fuerte reproducción de grave violencia social y política.

18. La hora del derecho. Ante esta realidad en acción y el panorama siniestro de su posible proyección futura, ha llegado la hora de reclamar al derecho constitucional e internacional la intervención neutralizadora del proceso de destrucción de las democracias.

Así como se fueron configurando principios y legislaciones que garantizaron los derechos electorales, la transparencia de los actos comiciales, la organización y el funcionamiento de los partidos políticos, etcétera, se impone en esta hora un ejercicio de investigación e imaginación que permita proyectar nuevas instituciones que salven las democracias de los peligros del control, la manipulación y la determinación tecnológicos de conductas.

El derecho requiere, como cualquier otro saber, una buena dosis de creatividad, para la cual sus cultores no suelen estar muy entrenados, pero que en esta hora se hace necesario ejercer, para imaginar instituciones idóneas como jurisdicción de lealtad y transparencia democráticas, o sea, una Justicia o fuero especializado, como parte o en paralelo a la Justicia electoral, que preserve la paridad de oportunidades democráticas y el espacio subjetivo, necesario para el ejercicio de la autonomía moral de las personas, con órganos habilitados para investigar, limitar y desbaratar los abusos manipuladores llevados a cabo mediante tecnologías altamente sofisticadas.

La democracia no está perdida ni la tecnología acabará con ella, sólo que es menester resguardarla de los resultados indeseables del avance tecnológico. Esa es la tarea del derecho, no menor por cierto. De la urgencia y del acierto con que proyecten las nuevas instituciones democráticas no dependerá la desaparición de la democracia en el mundo, porque siempre seguirá siendo un ideal humano, pero sí su transitoria decadencia parcial y los consiguientes daños de ella derivados.

Notas

1 El art. 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que todos los seres humanos nacen libres y están dotados de razón y conciencia. El art. 2º numeral 1º señala a toda persona como titular de los derechos y libertades proclamados en la Declaración. El art. 3º, que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad. Los documentos regionales lo reafirman: toda persona tiene el derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica (art. 3º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos) y todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la integridad de su persona (artículo I de la Declaración Americana), cuyo preámbulo reitera el art. 1º DU. VOLVER

2 1) Principio de simplificación y del enemigo único: adoptar una única idea, un único símbolo; individualizar al adversario en un único enemigo. 2) Principio del método de contagio: reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; los adversarios han de constituirse en suma individualizada. 3) Principio de la transposición: cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. 4) Principio de la exageración y desfiguración: convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. 5) Principio de la vulgarización: “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. 6) Principio de orquestación: “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. 7) Principio de renovación: hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. 8) Principio de la verosimilitud: construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. 9) Principio de la silenciación: acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. 10) Principio de la transfusión: por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. 11) Principio de la unanimidad: llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. VOLVER

3 Las primeras dudas acerca de los efectos riesgosos de las nuevas tecnologías comunicacionales surgieron con la radiotelefonía, usada por el matrimonio Roosevelt cientos de veces, impulsando el New Deal, pero también en la Alemania nazi, en particular durante la guerra, con un severo control monopólico y la prohibición de escuchar radios extranjeras. Esta última mostró el enorme poder de creación de realidad, pues hasta el anuncio de la muerte de Hitler y la vista de los aliados entrando a las ciudades, hubo quienes ignoraban que la guerra estaba perdida. VOLVER

4 Seguridad, correos, hospitales, previsión social, telecomunicaciones, tránsito, servicios públicos, aduanas, tarjetas de crédito, suscripciones de publicaciones, etcétera. Todos estos ficheros valen dinero y son objeto de compra y venta para marketing, pero también para seguridad y con fines electorales. VOLVER

5 El Consejo de Seguridad Nacional (NSC) norteamericano está en manos del Ejecutivo, excluyendo al Congreso; la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), creada en 1952, parece estar encargada del control de comunicaciones electrónicas extranjeras. La Electronic Communications Privacy Act de 1986 faculta a la Administración a exigir a los bancos, proveedores de Internet, empresas de telecomunicaciones, bibliotecas, etcétera, los datos personales de sus clientes mediante una carta (National Security Letter) en la que el FBI afirma que el dato es de interés para la lucha contra el terrorismo o contra actividades de información clandestina. En función de lo anterior, el FBI puede acceder a los datos almacenados de cloud computing, que es el modo de hacerse de datos europeos violando la protección de sus leyes nacionales. Hace una década se observaba que el presupuesto del FBI había superado los cuatro mil millones de dólares, triplicando el de la DEA. Cfr. Vervaele, John A. (2007). La legislación antiterrorista en Estados Unidos. Buenos Aires: Editores del Puerto, p. 6.VOLVER

6 Académicos norteamericanos del think tank afirman que la privacidad es cosa de viejos tontos o de quienes tienen algo que ocultar, argumentos que suelen difundir los medios monopólicos audiovisuales. VOLVER

7 Tarjetas de crédito, bancarias y de tiendas, Internet y los teléfonos celulares permiten seguir la vida de cada individuo. Hay programas espías instalados en teléfonos que, sin que lo sepa el usuario, registran sus desplazamientos. Facebook recibe por mes tres mil millones de fotos y mantiene una base de datos identificatoria de las personas que aparecen en ellas. Todo esto se maneja con monopolios de hecho (Google, Facebook, Amazon, Microsoft). VOLVER

8 Tratándose de servicios secretos estatales, el espionaje electrónico y el control de población de otros Estados son hoy verdaderos actos de agresión, de los que pronto tendrá que hacerse cargo mucho más seriamente el derecho internacional. VOLVER

9 Chamanyou, V. Grégoire (2016). Teoría del dron. Buenos Aires: NED Ediciones. VOLVER

10 Su vida íntima, cuentas, comunicaciones, aficiones, defectos, vicios, preferencias, manejos de campañas electorales, conversaciones, etcétera. No obstante, cabe observar que también se erigen en un peligro para los mismos autócratas corporativos, lo que constituye una contradicción en su propio poder. VOLVER

11 Cfr. Martin Hilbert, experto en redes digitales: “Obama y Trump usaron el Big Data para lavar cerebros” (http://www.theclinic.cl/2017/01/19/martin-hilbert-experto-redes-digitales-obama-trump-usaron-big-data-lavar-cerebros/). También “La democracia no está preparada para la era digital y está siendo destruida” (http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-39511606). Así, se puede detectar cuándo una persona tuitea algo, medir las reacciones que se producen con respecto a ciertas medidas de gobierno, discursos políticos, etcétera, y con su georreferenciación decidir medidas de intervención política sobre la cuadra del barrio o la casa desde la cual se tuiteó. Para hacer esto, se cruzan y procesan esas enormes bases de datos y se puede controlar y condicionar, sin que los destinatarios sepan que el mensaje y la intervención nacieron a partir de su propia información y privacidad violadas y procesadas. VOLVER

12 A este fin, el totalitarismo mediático incentiva al máximo el siempre presente deseo por los “bienes escasos”, que con inmejorable claridad expuso René Girard en Acerca de las cosas ocultas desde la fundación del mundo (2011). VOLVER

13 Una excelente descripción (con muy buena ironía) de este fenómeno al promediar el siglo pasado en la Argentina es el clásico de Arturo Jauretche, El medio pelo en la sociedad argentina (Apuntes para una sociología nacional) (1966). VOLVER

14 Apoyo a partidos de derecha, racismo, desprecio por los movimientos populares, búsqueda de un orden y estabilidad distópicos, rechazo de garantías frente al poder, estigmatización de políticos progresistas, reiteración de opiniones francamente autoritarias, adopción de actitudes incompatibles con la condición económica, imitaciones y sustituciones burdas de otras clases sociales, etcétera. VOLVER

15 El objetivo parece ser la reducción de esta a una técnica habilidosa de manejo de vademecum de medicamentos, que se presentan con dispares nombres aunque contienen los mismos elementos básicos. VOLVER

16 No es necesario imaginar la aún distante producción de cyborgs y quimeras para ver que esto puede reiterar la extinción de los Cromagnon. De todas formas, cfr., por ejemplo, Silver, Lee M. (1998). Vuelta al Edén. Más allá de la clonación en un mundo feliz. Madrid: Taurus. VOLVER

17 La historia enseña que siempre que una masa humana no halló ubicación en un sistema o se volvió molesta, se la desplazó geográficamente, pero ahora no existe esta posibilidad, sin garantía alguna de que alguien no esté pensando en su supresión más o menos disimulada o incluso desembozada. VOLVER

18 El caso de Brasil lo demuestra: el país tiene 700.000 presos y, pese a la condición insostenible de sus prisiones, lo cierto es que registra un número casi igual (600.000) de órdenes de captura emitidas por sus jueces que no se ejecutan por falta de espacio. Hay en todos los países (incluso en Estados Unidos) un límite presupuestario al crecimiento de la población prisionizada: Estados Unidos parece destinar a su control punitivo unos 200.000 millones de dólares anuales, cifra absolutamente inalcanzable para países que entran en default mucho antes de llegar a ese monto de deuda externa. VOLVER

19 En especial, también producto del avance de la nanotecnología. VOLVER

20 Aún en condiciones inhumanas, el costo del día-cárcel es muy alto. Se ha dicho –con exageración, por cierto, pero no demasiada– que sería más barato becar a los presos para que estudien en el extranjero. El negocio de la privatización carcelaria se ha demostrado que es una ilusión que no significa más que beneficios para empresas exportadoras de tecnología de seguridad y encarece aún más el precio del día-cárcel. Cfr. Stern, Vivien (2010). Creando criminales, las cárceles y las personas en una sociedad de mercado. Buenos Aires: Ad Hoc. La limitación contractual al número de presos privatizados agudiza la superpoblación de las prisiones no privatizadas y dificulta una redistribución de recursos para paliar el problema. VOLVER

21 Además, cabe imaginar que, como siempre ha sucedido, todo avance tecnológico a poco andar es asumido también por la actividad criminal, por lo que no se pueden descartar actos criminales más letales. VOLVER

22 Respecto de un país desertificado por explotación hasta la destrucción de sus bosques, como es Haití, se imputa esto a la costumbre de cocinar con leña de sus habitantes. VOLVER

23 Los tecnócratas que incurren en claros comportamientos de competencia desleal se cotizan en altos honorarios que las corporaciones pueden pagar. VOLVER

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