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Claudicación macrista

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Por Daniel Filmus / RETROCESOS / En consonancia con la nueva política de inserción antinacional en el mundo, el reclamo soberano de Argentina dejó de ser una prioridad en la relación con el Reino Unido. De la eliminación de la Secretaría de Estado de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas al objetivo frustrado de hacer móvil el feriado del 2 de abril, y de la pretensión de derogación de las leyes 26.659 y 26.915...
RETROCESOS / En consonancia con la nueva política de inserción antinacional en el mundo, el reclamo soberano de Argentina dejó de ser una prioridad en la relación con el Reino Unido. De la eliminación de la Secretaría de Estado de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas al objetivo frustrado de hacer móvil el feriado del 2 de abril, y de la pretensión de derogación de las leyes 26.659 y 26.915 al mantenimiento de una base militar estratégica, un análisis que evidencia el desprecio de Cambiemos hacia nuestras históricas demandas y desnuda las verdaderas razones de la usurpación.

Por Daniel Filmus
Sociólogo, investigador del CONICET y docente de la UBA. Fue ministro de Educación de la Nación (2003-2007). Durante la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se desempeñó como secretario de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas. Actualmente es diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (frente Unidad Porteña).

Con la colaboración de Uriel Erlich
Sociólogo, Mg. en Políticas Públicas y docente de la UBA. Investigador del CITRA-UMET-CONICET.

Mauricio Macri ha sido el primer presidente del actual período de vigencia de las instituciones democráticas que no mencionó el reclamo por la recuperación del ejercicio de la soberanía en las islas Malvinas en su discurso de asunción frente al Parlamento. No fue un olvido. Todas las actitudes del gobierno de Cambiemos mostraron que ni la soberanía ni la cuestión Malvinas juegan un papel importante en su política internacional. Es por ello que, entre las primeras medidas implementadas, eliminó la Secretaría de Estado de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas.

A pocos días de entrar en funciones, en enero de 2016, el presidente Mauricio Macri dialogó con quien fuera en ese momento primer ministro británico, David Cameron, en ocasión del encuentro del G20. Mientras que el mandatario argentino evaluó públicamente la reunión con Cameron como “muy linda”, el comunicado del Foreign Office expresaba que el Reino Unido no se avendría a dialogar sobre Malvinas con Argentina.

El 16 de mayo de ese año, la entonces canciller Susana Malcorra expresó en una entrevista al diario inglés The Financial Times que las Malvinas no eran más “el tema principal de la relación con Gran Bretaña”. Sostuvo también que “no deben distraer la atención de temas bilaterales más significativos como el comercio y la inversión”. En esta entrevista redujo la importancia de la cuestión Malvinas al 20% de la relación con el Reino Unido.

Hacia agosto, el presidente argentino y la canciller recibieron con beneplácito la misiva enviada por la ahora primera ministra británica, Theresa May, y se refirieron a “la importancia del vínculo entre Argentina y Reino Unido para la inserción en el mundo”. En esta carta, May planteó cuáles eran los intereses británicos respecto de las islas: establecer vuelos directos a terceros países y remover las “medidas restrictivas” que adoptó Argentina en defensa de sus recursos naturales, en particular los hidrocarburíferos.

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Rápidamente, el 13 de septiembre, en una declaración conjunta con el Reino Unido, la cancillería argentina atendió este reclamo. De acuerdo con lo expresado por el experto en Derecho Internacional Marcelo Cohen en el diario Clarín, nuestro país mostró “una generosidad extraordinaria hacia Reino Unido”. En dicha declaración se manifiesta que se acordó adoptar las medidas apropiadas para cumplir con las dos demandas británicas. Por el contrario, ninguna de las históricas demandas argentinas estuvo presente. No se hace mención a la disputa de soberanía, a la Resolución 2065 (XX) de Naciones Unidas que plantea la necesidad de la negociación bilateral para resolver la controversia, a la violación de la Resolución 31/49 que prohíbe las acciones unilaterales que el Reino Unido está llevando adelante en el área, a la existencia ilegal de una base militar británica en la zona de paz del Atlántico Sur. Cabe destacar que la negativa del gobierno británico a tratar estos temas es la verdadera causa de los obstáculos al crecimiento y al desarrollo sustentable de esta región del Atlántico Sur. Al mismo tiempo, hay que señalar que los reclamos ocurren en un momento de gran debilidad para las pretensiones coloniales del Reino Unido, a partir del aislamiento de Europa que supone la reciente aprobación del Brexit y la aparición de importantes líderes de la oposición laborista y de una creciente presencia en la opinión pública de sectores que plantean que el diálogo bilateral con Argentina es la única alternativa de solución a la disputa.

El Reino Unido pretende que se deroguen las leyes 26.659 y 26.915, votadas por unanimidad o amplia mayoría en el Congreso Nacional para defender las riquezas que pertenecen a los 40 millones de argentinos.

El objetivo del Reino Unido es que Argentina elimine las legítimas medidas adoptadas para defender sus derechos sobre los recursos hidrocarburíferos que le pertenecen por estar dentro de su plataforma continental. Pretende que se deroguen las leyes 26.659 y 26.915, votadas por unanimidad o amplia mayoría en el Congreso Nacional para defender las riquezas que pertenecen a los 40 millones de argentinos.

La respuesta del Reino Unido al Comunicado Conjunto y a las generosas concesiones realizadas por el nuevo gobierno

En octubre de 2016, el Servicio de Hidrografía Naval argentino emitió un comunicado informando que fuerzas militares inglesas “que ocupan en forma ilegal el territorio argentino” iban a realizar un “ejercicio de armas” en las islas entre el 19 y el 28 de ese mes. Los ejercicios militares y las protestas argentinas –apoyadas por el MERCOSUR, la UNASUR, la CELAC, el G77 y China– no son nuevos. Lo singular es que este accionar se produjo a un mes del Comunicado Conjunto, que incluía un capítulo sobre “Seguridad internacional y defensa” en el que se acordaba que “para enfrentar las amenazas de paz y seguridad internacional se requiere una cooperación más estrecha”.

La amenaza más importante que encuentra Argentina –y la región– es la desproporcionada base militar inglesa en las islas y la falta de voluntad británica para cumplir el mandato de la comunidad internacional de retomar el diálogo. El nuevo acto de ostentación colonial mostró una vez más que los británicos sólo pretenden utilizar las islas como una base militar estratégica en el Atlántico Sur. También refleja la fragilidad de la política exterior del gobierno de Macri respecto de la soberanía de Malvinas.

Esta fragilidad también se evidencia a partir de los mapas y publicaciones de diversos organismos públicos. Algunos han incluido, como en el caso de la revista ALTA de Aerolíneas Argentinas, nomenclaturas británicas, denominando a la ciudad Puerto Argentino como “Port Stanley” –que rinde homenaje a Edward Smith-Stanley, secretario de Estado para la Guerra y las Colonias en 1833, año de la ocupación inglesa, y luego primer ministro británico–. El mapa que se encontraba en la página web del organismo público de Radio y Televisión Argentina (RTA) llegó a nombrar a las islas Malvinas como “Falkland Islands”. Y la publicación de salutación de fin de 2016 incluyó un flyer con un mapa de la Argentina en el que no aparecen ni las Malvinas ni el sector Antártico. Es evidente que no se trató únicamente de errores gráficos: lo que está ausente es la preocupación por la soberanía argentina.

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Con el objetivo de atentar contra la memoria, el gobierno nacional ha pretendido hacer móvil el feriado del 2 de abril, Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Junto con el feriado del 24 de marzo, han sido repuestos como días inamovibles por la movilización popular y el respaldo de los organismos de derechos humanos y memoria debido a su profundo significado simbólico e histórico.

El único avance que es posible rescatar en este período es la continuidad dada a la misión humanitaria para la exhumación e identificación de los 123 cuerpos que se encuentran en el Cementerio de Darwin, cuyas tumbas llevan la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La iniciativa ha sido impulsada por diversos centros de excombatientes de Malvinas y emprendida a partir del año 2012, bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, junto al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes solicitaron la colaboración de la Cruz Roja. Tras las numerosas trabas impuestas año a año por el Reino Unido, una delegación de la Cruz Roja concluyó en febrero de 2017 su primera visita a las islas, donde recogió información para la misión humanitaria que identificó los restos de combatientes argentinos. El 7 de agosto de 2017, el Comité Internacional de la Cruz Roja informó que los trabajos para la identificación de los restos de los soldados argentinos caídos en Malvinas habían finalizado.

Las verdaderas razones de la presencia británica en las islas

Es necesario tener en cuenta cuáles son los motivos por los que el Reino Unido pretende mantener las Malvinas y las Islas del Atlántico Sur como territorios propios. De ninguna manera es la defensa de un supuesto derecho a la autodeterminación de quienes allí viven. Como sabemos, las islas Malvinas no son habitadas por un pueblo que ha sido sojuzgado, colonizado o dominado. La política poblacional de Malvinas es parte de la estrategia británica de colonización. Por lo tanto, no poseen el derecho que las Naciones Unidas confieren a quienes han padecido la dominación externa.

La amenaza más importante que encuentra Argentina –y la región– es la desproporcionada base militar inglesa en las islas y la falta de voluntad británica para cumplir el mandato de la comunidad internacional de retomar el diálogo.

Los británicos usurpan las Malvinas desde 1833 por ser un lugar estratégico para sus políticas coloniales. Son la puerta de ingreso a la Antártida, controlan el paso interoceánico entre el Atlántico y el Pacífico, permiten mantener la base militar más importante del Atlántico Sur y poseen enormes riquezas de hidrocarburos, minerales, biodiversidad y pesca. Esas son las verdaderas razones de su presencia.

Por supuesto, creemos que hay que seguir profundizando los lazos económicos, sociales, culturales y académicos con el Reino Unido. También hay que trabajar para generar las mejores condiciones de vida para los isleños. Pero de ninguna manera ello debe significar bajar las banderas del reclamo de soberanía.

Es imprescindible que el gobierno nacional recupere la mejor tradición de política de Estado respecto de la causa Malvinas que se ha venido sosteniendo firmemente desde 1833. Ello implica defender el irrenunciable objetivo de ejercer la soberanía que plantea nuestra Constitución, colocar en el Congreso nacional los debates que hacen a esta cuestión y a los recursos naturales en juego, y atender las opiniones de nuestro cuerpo diplomático que está sólidamente formado en las cuestiones jurídicas de la disputa. Pero principalmente debe escuchar el reclamo del pueblo argentino, que unánimemente lleva en su corazón un profundo sentimiento anticolonialista por Malvinas y un inmenso recuerdo y reconocimiento permanente a quienes han caído en esta lucha.

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