Contra la degradación

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Por Carolina Vera / CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE / Un cuarto de la superficie del planeta que no está cubierta por océanos o hielos ya está en situación crítica. Las tasas de explotación de la tierra y el agua dulce de las últimas décadas no tienen precedentes. El incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos de olas de calor, lluvias excesivas, sequías, y de condiciones propicias para la generación de incendios, es una evidencia clara del cambio climático como problemática global que requiere solución inmediata. Por eso, mientras las investigaciones dan cuenta del recrudecimiento del impacto de las actividades humanas sobre el ambiente, la comunidad científica ha asumido el compromiso de ser parte del proceso...
CIENCIA Y TECNOLOGÍA PARA EL DESARROLLO SOSTENIBLE / Un cuarto de la superficie del planeta que no está cubierta por océanos o hielos ya está en situación crítica. Las tasas de explotación de la tierra y el agua dulce de las últimas décadas no tienen precedentes. El incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos de olas de calor, lluvias excesivas, sequías, y de condiciones propicias para la generación de incendios, es una evidencia clara del cambio climático como problemática global que requiere solución inmediata. Por eso, mientras las investigaciones dan cuenta del recrudecimiento del impacto de las actividades humanas sobre el ambiente, la comunidad científica ha asumido el compromiso de ser parte del proceso de resolución. Desde 2019 lo hace con el acompañamiento de políticas públicas, de las que resultan múltiples acciones que cristalizan la posibilidad de hacer ciencia de calidad, relevante para resolver problemas socioambientales y tender al desarrollo sostenible e inclusivo.

Por Carolina Vera
Profesora e investigadora (UBA-CONICET). Coordinadora del Programa para la Transición Sostenible del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Fotos: Sebastián Miquel y Javier Godet

En las décadas recientes, el impacto de las actividades humanas sobre el ambiente se ha recrudecido. Las investigaciones concluyen que un cuarto de la superficie de nuestro planeta que no está cubierta por los océanos o hielos ya está degradado y en una situación crítica. Las tasas de explotación de la tierra y el agua dulce de las últimas décadas no tienen precedentes en la historia humana. El cambio climático se ha tornado en uno de los grandes problemas globales que requiere urgente solución. Ya se evidencia actualmente, dependiendo de la región del mundo, a través del incremento en la frecuencia e intensidad de eventos extremos de olas de calor, lluvias excesivas, sequías, y de condiciones propicias para la generación de incendios. Las investigaciones también muestran que los impactos del cambio climático se van a amplificar si no se atacan sus causas, que están relacionadas con la emisión de los gases de efecto invernadero producida por diversas actividades humanas relacionadas con la generación y el uso de energía, el uso de la tierra, el transporte, los residuos, entre otras actividades. Las investigaciones también muestran que las amenazas ambientales tienen mayor impacto en los sectores sociales más vulnerables, exacerbando otros problemas, como el de la pobreza y la exclusión. Por otra parte, la reciente pandemia de covid-19 nos deja lecciones importantes sobre la interrelación entre los problemas sociales, ambientales, políticos, económicos y culturales.

Para resolver estos problemas socioambientales, se requiere entonces de soluciones integradas, con la activa participación y articulación de los diferentes sectores (público, privado, sociedad civil), así como de articulación de políticas entre los diferentes niveles de gobernanza (local-municipal, provincial, nacional e internacional). A nivel de Naciones Unidas, se ha planteado la estrategia de encarar este desafío a partir de proponer alcanzar los diecisiete objetivos del desarrollo sostenible (ODS) que atienden cinco grandes dimensiones: las personas (pobreza, hambre, salud, educación, igualdad de género), el planeta (agua, consumo, cambio climático, océanos, ambiente), prosperidad (energía, empleo y economía, infraestructura, desigualdad, ciudades), así como lograr la paz y la justicia y fortalecer las alianzas globales.

La comunidad científica tanto nacional como internacional ha venido alertando sobre los problemas socioambientales y proporcionando información fundamentada de sus diferentes aspectos. Pero también quiere y puede ser parte del proceso que alcance las soluciones. Esta voluntad y compromiso del sector científico requiere del acompañamiento de políticas públicas de ciencia y la tecnología que faciliten el proceso.

Poder contribuir desde la ciencia y la tecnología a resolver los urgentes problemas socioambientales que afectan a la Argentina ha sido uno de los desafíos de la gestión en el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT), que entre diciembre 2019 y septiembre de 2021 fue liderada por Roberto Salvarezza y que actualmente es continuada por Daniel Filmus. Tres políticas principales sustentan esta gestión del MINCYT: fortalecer, federalizar e impactar. La reconstrucción y expansión del sistema científico-tecnológico devastado durante el macrismo, atendiendo a las situaciones distintivas de cada región del país, y la sanción e implementación de la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología son ejemplos de las políticas de fortalecimiento y federalización. A esto se le suma la convicción y decisión en orientar y vincular al sistema científico con las problemáticas de nuestro país. Ejemplos son las acciones rápidas y efectivas realizadas para facilitar que el sector científico-tecnológico aporte a las necesidades surgidas por la pandemia, el lanzamiento de los programas ImpaCT.AR y Ciencia y Tecnología contra el Hambre, entre otros.

A través de la interacción con actores relevantes del sector público, del privado y de las organizaciones sociales, surgieron en particular dos ejes que requieren de las capacidades del sistema científico-tecnológico para atender los problemas socioambientales: el monitoreo ambiental y la identificación de opciones que permitan hacer la transición a formas de producción sostenible, amigables con el ambiente y socialmente justas e inclusivas.


En relación con el monitoreo ambiental, cabe destacar la implementación de la red federal de vigilancia del SARS-CoV-2 y sus posibles variantes en efluentes cloacales, en la cual grupos de investigación distribuidos en diferentes puntos del país trabajan en colaboración con agencias de aguas locales y provinciales, organismos de la salud y Gobiernos locales. Se confirmó que la estrategia de detección del virus en aguas residuales es una fuente de información de bajo costo, rápida y fiable sobre su propagación en la población que permite anticipar y aplicar políticas sanitarias localizadas.

Por otro lado, el MINCyT, en conjunto con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, convocaron a la comunidad científica y tecnológica a realizar aportes para la generación del inventario de uso de agroquímicos. La información que resulte de este será un insumo para analizar y contribuir al desarrollo de formas de producción sustentable que resulten en beneficios sociales, económicos y ambientales. Actualmente, en el país se cuenta con información sobre niveles de agroquímicos en los ecosistemas, pero de manera fragmentada. Esta iniciativa apunta entonces a generar información protocolizada y estandarizada. Como primera etapa, se está implementando el proyecto “Inventario de niveles de agroquímicos en matrices abióticas y bióticas de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fe”, que involucra a diez instituciones nacionales de ciencia y tecnología, incluyendo al INTA, el SENASA, el CONICET y universidades nacionales. El proyecto realizará una evaluación espaciotemporal de los niveles de agroquímicos en suelos, agua superficial, sedimentos y biota en diferentes escenarios agroproductivos de las cuatro provincias, y proporcionará información valiosa para gestionar políticas públicas y decisiones políticas que promuevan una producción sustentable.

Diversas iniciativas se están promoviendo para contribuir a la transición hacia una agricultura y producción de alimentos sostenible. Por ejemplo, se puede mencionar la ejecución del proyecto ImpaCT.AR denominado “Caracterización socio-productiva de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena para la construcción de un Plan Integral de Fortalecimiento y Desarrollo de los Territorios Productivos del Periurbano”. Actualmente, sectores de la economía popular, la economía social y la agricultura familiar campesina tienen la capacidad de generar alimentos, siendo una muestra de que otras formas de producción, distribución y comercialización más justas y cooperativas son posibles. Para que esto sea potenciado y mejorado, se necesita de políticas públicas eficaces y eficientes. En este sentido, se espera que el proyecto contribuya al desafío propuesto por la Subsecretaría de Agricultura Familiar y Desarrollo Territorial del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca para la construcción del plan integral. La presentación de un proyecto de ley de fomento de la agroecología es otra de las iniciativas en las cuales el MINCyT, junto con investigadores, colaboró para impulsar el desarrollo de la agroecología a escala nacional como una alternativa a la producción convencional.

La transición energética es una de las acciones que está promoviendo el Gobierno nacional del presidente Alberto Fernández a fin de honrar el Acuerdo de París para mitigar el cambio climático. Desde el MINCyT se está impulsando una convocatoria de proyectos que potencien las capacidades científicas, tecnológicas e industriales para avanzar en la transición hacia una matriz energética basada en fuentes renovables y baja en emisión de gases de efecto invernadero. Asimismo, en conjunto con otros ministerios y organismos, se promueve la orientación de capacidades científico-tecnológicas que acompañen el impulso que desde el Gobierno nacional se propone dar a la producción, el uso y la exportación de hidrógeno como nuevo vector energético. En particular a través de Y-TEC, empresa de tecnología de YPF y el CONICET, se promueve el desarrollo de innovaciones tecnológicas relacionadas con el hidrógeno en vinculación con el sector privado y con una mirada federal.

Estos ejemplos de acciones recientemente lanzadas son una muestra de que es posible desarrollar ciencia de calidad que sea relevante para resolver problemas socioambientales y tender al desarrollo sostenible e inclusivo. Sin embargo, también surge la necesidad de considerar paradigmas de investigación que faciliten la interdisciplina, la transdisciplina y la coproducción de conocimiento. Son necesarios sistemas académico-científicos que faciliten y promuevan estos nuevos paradigmas, así como innovaciones tanto en los contenidos y trayectos curriculares como en los sistemas de evaluación. Finalmente, es necesario expandir y fortalecer las políticas de desarrollo a escala nacional, provincial y local basadas en el conocimiento científico-tecnológico.







 

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Maiz es una publicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. ISSN 2314-1131.


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